domingo, diciembre 31, 2006

Una ruta monástica 2a parte.

Ya cuando la conquista de México-Tenochtitlan había culminado y sido nombrado territorio de Carlos I de España (Carlos V de Alemania), los misioneros empezaron su camino evangelizador hacia el sur. A su paso destruyeron los "Teocallis" indígenas y con sus piedras levantaron templos. Estos recintos donde trabajaban los monjes dejan claro el uso de las ideas constructivas europeas como la verticalidad y los grandes espacios cubiertos, pero también hay rasgos prehispánicos en ellas demostrado por las grandes extensiones de los atrios o explanadas. Y por el hecho de que no sólo eran centros de evangelización o lugares de reunión, ya por su característica forma de fortaleza, también fueron centros militares que sin duda Cortés utilizó para lances de conquista a poblados y espiritual. Además, fueron de gran influencia dentro de la urbanística de los poblados conquistados. Los conventos y centros ceremoniales se encuentran por doquier. Tan sólo en el estado de Morelos (cuna de mi amigo Fish Out of Water) se encuentra la famosa "Ruta del Volcán" que en once diferentes puntos (Cuernavaca, Tepoztlán, Oaxtepec, Tlayacapan, Totolapan, Atlatlahuacan, Yecapixtla, Ocuituco, Tetela del Volcán, Hueyapan y Zacualpan de Amilpas) al rededor de Don "Goyo", se pueden visitar dicho número de conventos considerados Patromonio mundial. Es muy fácil llegar a ellos puesto que hay señalizaciones por todos lados. Por el espacio de éste mi blog, no podré hablar de todos. Sólo mencionaré algunos de ellos.
TLAYACAPAN: Fue construido por agustinos entre 1554 y 1572. Lo interesante de este recinto es el museo que se encuentra en su interior, en el cual se pueden ver objetos arqueológicos y coloniales al igual que un pequeño número de momias en una sala dedicada a los cultos funebres del virreynato.
Tiene una combinación de elementos góticos y renacentistas. Su fachada muestra la verticalidad de la que ya hablé. Sus contrafuertes y muros con almenas dejan claro su función de fortaleza.

Totolapan:
1533 y 1536 fueron los años de construcción de esta abadía de origen agustino. Aún se encuentran frailes franciscanos en su claustro que sigue en uso. En su interior enfrente de la ventana coral, se puede ver un órgano que es original. Una interesante leyenda cuenta que un campesino llegó un día con una escultura de Cristo. Los monjes se sorprendieron al querer preguntarle en cuánto la vendería pues aquel hombre había desaparecido. Concluyeron que había sido un ángel. La estatua se encuentra ahora en el Templo de San Francisco en la calle de Madero.
Atlatlahuacan:
El templo en este lugar sobresale del pueblo por su altura. Se cree que fue construido sobre una plataforma prehispánica. Su atrio está rodeado de árboles. Algo extraño en esa región.
Yecapixtla: Este lugar debe ser más conocido por su suculenta cecina más que por el convento que se encuentra ahí. Lo que llama la atención de este recinto es su rosetón gótico al frente de la fachada principal. En su interior se puede encontrar un púlpito de piedra tallado por manos harto duchas. También es importante mencionar que en su fachada se puede apreciar un estilo que es muy característico en las construcciones religiosas de esos tiempos; "el estilo tequitqui". Si alguna vez has ido a cualquier museo en México que tenga esculturas prehispánicas, te habrás dado cuenta que todas ellas son zoomorfas y antropomorfas. Los españoles aportaron la idea griega del cuerpo, pero los antiguos mexicanos no eran duchos en esculpir figuras humanas perfectas, por eso los cuerpos son toscos y las más veces desproporcionados. Ésta es la característica principal de este estilo.
Ocuituco:
En este lugar se encuentra el templo más antiguo de toda la ruta pues por haber sido fundado en 1533 se convierte en el primero en América, aunque con el tiempo se ha ido modificando. Fray Juan de Zumárraga, arzobispo novohispano, hizo sus primeras encomiendas en este lugar. Se encuentran seis leones labrados por diestros canteros indígenas del siglo XVI, así como dos sirenas elaboradas por artistas indígenas, dos a la entrada del atrio y otras dos cerca del claustro.
Tetela del Volcán:
Tetela viene de "tetetla" que significa "Lugar donde abundan las piedras" y fue visitado por Hernán Cortés en 1521. El magnifico estado de conservación de la techumbre, hace que su madera resalte como si fuera recien hecha. Los murales tienen un muy buen trabajo de construcción y eso es claro en los rostros. Desgraciadamente los trabajos de restauración han sido malos y eso en vez de enaltecer el lugar lo hace ver mal. Algo curioso de este lugar, es que las tropas que lo conquistaron iban al mando de una mujer de nombre "María Estrada", a quien en pago por sus labores se le da Tetela como encomienda al igual que Hueyapan.
Hueyapan:
Se encuentra en el punto más cercano al volcán. Sólo sobrevive su fachada austera. El abandono del templo lo llevó a su cierre ulterior . Se dice que conserva su retablo barroco.
Ahora quiero hacer énfasis a un convento que si bien no se encuentra en Morelos, sino en Hidalgo, corresponde al mismo estilo y tiempo de construcción.

Ixmiquilpan, Hidalgo, Iglesia de San Miguel Arcángel:
Los Otomíes se extendieron a lo largo del estado de Hidalgo. Ellos como los que están en el municipio de Ixmiquilpan (quienes se autonombran Hñähñu) conservan muchas de sus tradiciones que se basan en el profundo respeto a la naturaleza. Es por eso que se encuentra mucha veneración a "Zidada Hyadi" el "venerado padre Sol", quien comparte méritos con "Zidada Hesu" "venerado padre Jesús". Y por supuesto no hay que olvidar a "Zinänä", la Luna quien se entiende como la Virgen María.
La primeras labores de evangelización fueron llevadas a cabo entre 1531 y 1540 por los franciscanos. En 1548 los agustinos aprovaron la fundación de dos conventos, uno en Actopan y el otro en Ixmiquilpan. Ambos conventos fueron construidos bajo la dirección de Fray Andrés de Mata a partir de 1550. La combinación de diferentes estilos como el gótico, el plateresco, el renacimiento clasicista y también un poco de mudejar se encuentran visibles en ambos lugares. Sus claustros no sólo sirvieron de residencia a frailes, sino que también fueron internados para que los hijos de la nobleza recibieran una educación cristiana. También fueron cárceles donde los indígenas apóstatas (que negaban la fe de Jesucristo) eran encerrados por meses e incluso años, sometidos a un proceso de adoctrinamiento forzado. A pesar de todo eso, las antiguas creencias otomíes no fueron del todo erradicadas, y por ejemplo aún a mitad del siglo XVI hacían ceremonias clandestinas que incluían sacrificios humanos. Tal vez una de las razones de ésto, aparte de la clara tenacidad otomí, era la falta de evangelizadores que hablaran su lengua, la gran mayoria hablaba náhuatl.
La "fusión" de ideas europeas e indígenas es clara en los murales que se encuentran en el interior de la iglesia. No se sabe a ciencia cierta cuándo fueron pintados, pero se cree que fue entre 1571 y 1570 cuanto los otomíes eran aliados de los españoles en las luchas de conquista contra los actuales estados de Guanajuato y Querétaro, lo cual también podría explicar el porqué de los temas de guerra.

Los murales fueron realizadas al Temple (una mezcla de mucho polvo de color muy fino conbinada con agua destilada y yema de huevo). Algunos son de clara inspiración europea, en especial por que muestran un estilo llamado "grutesco" (se le da ese nombre durante el renacimiento cuando los artistas bajaban a ciertas excavaciones que parecían grutas, para copiar las decoraciones del lugar) que combina elementos humanos, animales, vegetales y arquitéctonicos en composiciones llenas de capricho y fantasía. En la decoración mural sobrasaliente de la iglesia de San Miguel que se desarrolla desde el pie de la nave hasta el presbiterio en ambos lados de ésta, hay volutas de entre las cuales luchan guerreros indígenas con indumentaria y arma de tipo prehispánico. Los del lado septentrional toman prisioneros (hombres y hombres-planta, de inspiración grutesca) o matan a sus adversarios. En el lado meridional , los guerreros luchan al lado de hombres-animal-planta, los cuales van armados con escudo, arco y flechas.Las interpretaciones de estos murales han sido diversas durante el paso del tiempo. Una de ellas dice que es posible que estos guerreros representes luchas entre el bien y el mal y la protección divina. Aunque si se toma en claro la vasta existencia de motivos prehispánicos como águilas sobre nopales, águilas frente a jaguares, vírgulas de la palabra que representan el signo agua-incendio métafora de la guerra, la toma de prisioneros, asiéndolos de los cabellos, las banderas sostenidas por águilas y guerreros humanos, las armas y trajes de algodón, escudos, macanas y flechas, es difiícil creer que tengan un mero concepto religioso europeo.Las pinturas en los tímpanos del sotocoro y el friso bajo hacen referencia a la guerra y a su importancia en el sostenimiento del orden cósmico. Cada vez que un sacerdote celebraba el sacramento de la eucaristía elevaba un cáliz lleno de sangre de Cristo hacia el águila solar, pintada en la bóveda del presbiterio. Así, el santo sacrificio de la misa había suplido el sacrificio de los prisioneros de guerra para asegurar el renacimiento cíclico del numen solar. Y así la adoración de Zidada Hyadi también se convirtió en la de Zidada Hesu.

Ixmiquilpan es por demás un lugar de mucho interés para los amantes de los conjuntos conventuales. La riqueza iconográfica del lugar lo hace el más bello de todos. Vale la pena darse una vuelta por allá y por todos los ya mencionados. México es un país rico en muchos aspectos y creo que es importante que todos estemos concientes de ellos y nos preocupemos por la conservación y difución de nuestro patrimonio cultural.

Lista de ilustraciones: 1. Carlos I (V en Alemania) y Felipe II. Autor desconocido. Óleo sobre tabla. Principios del s. XVII. Castillo de Chapultepec. 2. Teocalli (Teo= Dios, Calli= Casa) de Templo Mayor. 3. Columnas con arcos de medio punto que rodean un huerto en un convento de la "Ruta del Volcán". 4. Interior del convento de Yecapixtla. Nótese la docoración en su bóveda de cañón corrido. 5. Portada principal de la iglesia en Tlayacapan. 6. Rosetón gótico en la iglesia en Yecapixtla. 7. Púlpito tallado en piedra, Yecapixtla. 8. El cristo es de estilo Tequitqui. Nótense sus brazos toscos y desproporcionados si se compara con el tamaño del cuerpo. 9. Iglesia en Atitalaquia Hidalgo, con muestras de estilo Tequitqui en su fachada. Nótese la proporción de las manos. 10. Cristo. Madera estofada. 11. Fachada de la Iglesia de San Miguel Arcángel, Ixmiquilpan. Contiene en su mayor parte elemntos indígenas. Del lado derecho se ve un escudo meridional con la representación de un agua-cerro, métafora para el señorío, probablemente el Cerro de la Serpiente, lugar sagrado relacionado con el nacimiento del Sol, los mitos de origen y los templos. Hay un camino sobrepuesto en él, indicado por huellas de pies humanos. Flanquean un águila y un jaguar, ambos con penachosy escudos (alusión al enfrentamiento cósmico día-noche y a la guerra). Del lado derecho se ve un escudo septentrional. Muestra un águila solar, que lleva un penacho de plumas y una bandera europea, se posa en un signo agua-cerro con verdolaga y nopal, flanqueado por dos jaguares con escudos y macanas. 12. Friso en la parte superior de los muros de la nave. Se inspira en los grutescos renacentistas que llegaron en libros impresos. En el círculo derecho, se aprecia el escudo de los agustinos, un corazón atravesado por tres flechas y un sombrero obispal. Por la combinación del conjunto de signos, se ve que el mensaje es esencialmente cristiano. 13. Mural meridional de la nave, los guerreros indígenas luchan a lado de hombres-animal-planta, los cuales van aramados con escudo, arco y flechas. 14. Friso en la parte inferior. Se ve la combinación de los signos guerreros indígenas y las formas caprichosas de los grutescos, de inspiración grecorromana. El mensaje es esencialmente indígena. 15. Pintura mural. Se ve un guerrero que sostiene la cabeza decapitada de una víctima de guerra. Grutesco hombres y hombres-planta. 16. Fachada barroca del siglo XVII de la iglesia de Atitalaquia Hidalgo del siglo XVI.

sábado, diciembre 30, 2006

Una ruta monástica.

Religión según la RAE es: Conjunto de creencias y dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales , principalmente la oración y el sacrificio para darle culto. La historia de México siempre ha estado unida a la religión y sus creencias y por ende creyentes. Los primeros pobladores tienen una idea muy especial sobre la muerte. Es entonces donde se crean los primeros indicios de rituales mágico-religiosos, que dejan como ejemplo objetos como un hueso sacro tallado en forma de animal. Con el paso del tiempo las creencias se tornan tan complejas como las mismas vidas de los habitantes. Y se empiezan a desarrollar ideas más claras que se acercan a lo que llamamos religión. Nuestros antepasados tenían una vasta cosmogonía que se basaba en el sacrificio humano. Ellos decían que Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl desciendió al 9º Vado del Mictlan para robar los huesos de sus ancestros y llevarlos de regreso a la tierra para restaurar la vida en ella. Una vez en la tierra perforóse con una espina el pene para que la sangre que de él saliera diera vida a los Macehuales y sólo entonces re habitar la tierra. Estos macehuales tenían por idea que al haber sido creados através de la sangre, sólo con sangre Tonatiuh continuaría el orden cósmico día tras días. La idea común de que los antiguos mesoamericanos eran politeístas es completamente errónea. Es bien cierto que el panteón mesoamericano está saturado de dioses malignos y benignos por igual, es decir, duales, característica principal de su religión. Ellos creían que el mundo estaba hecho en forma de un lagarto gigante, en el centro del cual, se encontraba la tierra. En su cola los 9 Vados del inframundo o Mictlan, donde los muertos alcanzaban el descanso final no sin antes pasar por varias pruebas que requerían verdaderas fuerzas hercúleas y no pocas argucias. En la cabeza se encontraban 13 niveles celestes. Y en el último de ellos, el Omeyócan donde habitaba Ometecuhtli, el Dios dos, o el Dios de la Dualidad. Era este Dios el que descendía a la tierra ataviado de una máscara que lo convertía en hombre o mujer, bueno o malo, en todos los dioses y diosas, haciendo a los mesoamericanos monoteístas. A principios del siglo XVI con el arribo de los españoles a tierras americanas, las ideas religiosas de mesoamérica fueron vistas como algo salido de los mismos infiernos. A raiz de eso el objetivo se volvió acabar de tajo con los cultos "paganos" que iban en dirección contraria a los dogmas que los españoles traían. Una caso muy conocido sucedió el 12 de julio de 1562, en Maní Yucatán, donde el obispo Diego de Landa castigó a un número enorme de gente culpada de idolatría, y destruyó una gran cantidad de códices y objetos. El oprobio del sacrificio humano que causó horror en los españoles, llevóles a la ulterior destrucción de ideas y templos. ¿Qué acaso Jesús no incita a sus apóstoles a que coman de su cuerpo y a que también beban de su sangre? ¿No es eso antropofágia de una u otra manera...? Hay muchas cosas que son semejantes si uno se pone a pensar en ellas. Obviamente el poder del fuerte se impuso sobre el débil.
Pero más allá del sanguinolento camino de la evangelización, de los ultrajes cometidos y los ideales destruidos, dejan tras de sí una muestra de su fuerza arquitectónica-artística que ya por Dominicos, Agustinos, Franciscanos, o Carmelitas queda impregnado en nuestras tierras. Estos monumentos a la religión, no sólo sirivieron para la conversión al cristianismo, también fueron sus átrios lugares de enseñanza para la población indígena. Aprendían el castellano además de algunas artes como la música, el canto, las letras etc. Es de esta forma como nacen nombres como Pedro de Gante, Bernadino de Sahagún, Bartolomé de Las Casas, Motolinía, Vasco de Quiroga y muchos más. Todos ellos nombres que sin duda hemos escuchado y beneficiarios del saber y la instrucción al indígena. Poco a poco las misiones se van extendiendo por nuestro territorio. Algunas se encuentran con grupos belicosos como en Querétaro por ejemplo, donde misioneros como el franciscano Fray Junípero Serra, oriundo de Mallorca y que dejó todo por venir a evangelizar a los "gentiles de las Indias Occidentales" es enviado a calmar y unificar las hordas violentas de los llamados Chichimecas, dejando a su paso cinco misiones en la sierra gorda: Jalpan, Tancoyol, Concá, Landa y Tilaco. Poco a poco se va creando una fusión de ideologías y visiones sobre la vida y la religión. Ésta última cobra un importante lugar en nuestra sociedad, al grado de ser por ella que las buenas maneras se han moldeado.

Ahora quisiera hablar un poco sobre las misiones mendicantes (llamadas así por que vivían de la caridad pública) que llegaron a México de Europa. En 1524 llegaron 12 franciscanos, en 1526 el mismo número de dominicos y en 1533 siete agustinos. Cada una de estas órdenes habían adoptado los estilos de vida de sus patronos. Así los franciscanos que eran seguidores de Francisco de Asís decidieron llevar una vida lejos de los lujos humanos, tal como lo hiciere Francisco al encontrar en su camino la luz de Dios. Se cuenta que un día su padre que era un mercader adinerado, lo llevó a juicio por que Fancisco no aceptaba dinero, en pleno juicio Francisco se desnudó enfrente de todos y entrególe a su padre las últimas posesiones materiales que tenía, su ropa. Los franciscanos inplantaron esas ideas sobre todo en las construcciones sobrias de sus templos. A partir de 1528 enviaron misiones desde Texcoco hacia las poblaciones situadas al norte: Tepeapulco, Tulancingo y Zempoala, y luego llegaron a Tula y a parte del Valle del Mezquital. Los agustinos seguidores de San Agustín, fundaron su primer convento en Atotonilco el Grande en 1556 y a partir de ahí se fueron expandiendo hacia las planicies habitadas por los otomíes; más tarde incursionaron por la sierra y arribaron a la Huasteca. En el actual territorio de Hidalgo hay noticias de doce fundaciones hechas por los franciscanos y de veinte de los agustinos. Se les ha llamado conventos-fortaleza porque poseen elementos defensivos que los identificaban simbólicamente con la fortalez espiritual. Así es como gracias a esos hombres misioneros se va entretejiendo la compleja historia de nuestro país. Los ideales religiosos se mezclan, más que nada, y eso da origen al colorido mundo de México.
Hablar de los conjuntos conventuales me llevaría mucho tiempo, pero le voy a dedicar las iguientes entradas a algunos de ellos.


Continuará...


viernes, diciembre 22, 2006

Acapulco la tierra del Jaguar.

¿Qué piensas cuando escuchas la palabra playa? Tal vez escuches la mar en tu mente y hasta te muevas con el vaivén de las olas en tu imaginación. Tal vez, veas "minas" en bikini o "mocetones" por doquier caminando en la playa o bailando en el "antro" de moda. O tal vez como yo, recuerdes las veces que has estado enfrente de ella.
Y ya hacen 8 meses de eso desde que fui a Playa Azul. Aunque no se compara con los 20 años desde que fui a Acapulco, una de las bahías más conocidas y concurridas de to'o México.
Debo confesar que Acapulco me inspira sentimientos encontrados. Un lado reticente que me dice que sólo se puede encontrar basura, gente vulgar y lugares muy deteriorados por el mal uso o poca atención de los visitantes. Mi otro lado me dice que siempre es agradable sentir el calor y mojarse en el mar o en una piscina. Y la verdad es que siempre hay un poco de ambas opciones. Sin importar dónde o con quién vaya uno, esas cosas no se pueden evitar. Así que es menester creo yo, tratar de sacar lo mejor de las circunstancias que se presentan. Y con esta actitud en mente, se puede disfrutar del lugar a donde se vaya.
No tenía como plan regresar a Acapulco, hay muchas otras playas en México que no conozco, pero la oportunidad se presentó. Nunca está de más disfrutar de un paseo por México, y debido al enorme periodo de tiempo desde la última vez que visité esta bahía, podría decir que era como la primera vez.
¡¡Ahh!! el Océano Pácifico y sus dádivas paradisiacas, el calor del sol playero, la arena que molesta hasta en los lugares más recónditos de cualquier cuerpesito, una piscina... ¿Se antoja no? Pues todo eso tiene Acapulco, no por nada es el lugar más solicitado del país y gran parte del mundo.
La verdad hay muchas razones por las que Acapulco vale la pena.
Una de ellas es la sonrisa y alegría que arranca de los pequeños piltontlis. No hay mejor recuerdo que sus rostros arrugados por el agua ya del mar, ya de una piscina y por la sonrisa que se expande por sus mejillas.
La gente deambula de un lado a otro con sus trajes playeros bajo el calor abrumador. Algunos más alcoholizados que otros. Muchas familias, algunas verdaderamente enormes, también caminan juntas y acaparan pingües extensiones del lugar. Típico de cualquier centro turístico.
Cuando uno escucha la palabra Acapulco, lo primero que salta a la mente es, playa, fiesta y chupe. ¿O no? Pero lo que muchos no saben es que Acapulco ofrece más que eso. Acapulco y en sí, to'o el estado de Guerrero, es cuna de una de las culturas más enigmáticas de Mesoamérica. La cultura "Mezcala". Ésta se desarrolló casi al mismo tiempo que la Olmeca, y de hecho hay muchas incógnitas sobre quién usó ciertas cosas primero, como el arco falso que es muy común en la zona maya, en Guerrero abunda. Casi todo lo que se sabe de esta cultura pertenece al Preclásico. Durante el Clásico y Post clásico, Guerrero cayó bajo el dominio Azteca que les demandaba tributo como a muchas otras regiones. También este puerto fue de suma importancia durante la colonia, pues casi durante dos siglos ahí llegaba la Nao de China con productos asiáticos. A causa de eso, el continuo asedio de piratas se daba como fruto en primavera, y eventualmente en el siglo XVI se construyó el Fuerte de San Diego para proporcionar paz y seguridad a todas las embarcaciones llegadas del Lejano Oriente. Pero el fuerte original se derrumbó a causa de un sismo y hacia 1783 se levantó la estructura militar que se ve hoy en día. El museo que se encuentra en su interior, muestra un colección de instrumentos de navegación y comercio de la época, como lo eran bajillas de porcelana china, telas bordadas, también hay armas de la época, cañones etc. Hay una sala dedicada al intercambio con Filipinas y varias más que van desde el origen del fuerte hasta la independencia de México cuyos episodios importantes se llevaron a cabo en Guerrero, como la firma del plan de Iguala en Iguala Guerrero.
Dentro de las demás atracciones está la Quebrada, un acantilado desde donde se arrojan intrépidos acapulqueños en un espectáculo de clavados atrevidos y peligrosos, pues un mal cálculo y se estrellarían en las afiladas rocas del mar. Hay playas como Caleta e islas como La Roqueta y el Palao que muestran la belleza natural del lugar así como la que ha sido creada por el hombre, como la virgen en el mar visible por los pisos de cristal de las embarcaciones que llevan a la gente a estas islas. Parques acuáticos como el CICI (Centro Internacional de Convivencia Infantil) con sus albercas, una para niños y la otra de olas, algunos toboganes y el espectáculo de delfines que es lo que más llama la atención de los pequeños piltontlis.
También tiene su lado malo y éste es que no hubo playa que estuviera enteramente limpia. Por desgracia era común encontrar pedazos de vidrio y otro tipo de objetos contaminantes en ellas y el mar. Si en verdad la gente cambiara esas costumbres bárbaras, México sería un país por demás bello en todos los sentidos. Otra cosa negativa es el abuso de los acapulqueños en cuanto a precios se refiere. Al salir de la última caseta hay una tienda. ¿Puede ser creíble que tres leches de Hershey's un paquete de galletas y agua cueste $90 pesos? ¡¡Si las leches cuestan $6 pesos cada una!! Pero así fue. ¡¡Es un verdadero abuso!! Aunque siempre existe la opción de decir no.
Acapulco pues, no es sólo un lugar de playa y ya. Es un baluarte interesantísimo dentro de los parajes turísticos del país. La poca difusión de los lugares "culturales" se opaca con el bombardeo de playa, fiesta y chupe. Basta un poco de investigación e interés para combinar actividades que encierren to'o lo que se puede llamar diversión y al mismo tiempo aprender un poco más sobre la historia y origen tan complejo de nuestro país que es México.

martes, noviembre 21, 2006

Actopan.

Cuando uno sale de viaje lo primero que se hace es planear todos los detalles de éste. Lo ideal es tener todo cubierto para que ninguna cortapisa estropeé la diversión. Sin embargo, las más veces nada sucede como planeado y siempre hay de dos, o el viaje es un desastre o es todo un éxito. Tula no fue la excepción. El domingo salímos (allá conocí a Ale, una tapatía muy simpática que es "la onda") a recorrer la zona arqueológica. Para todo ésto, ni idea teníamos del dichoso cambio de horario, ergo andábamos una hora atrasados y nosotros ni enterados. En la central que está en el centro de Tula, un oficial nos dijo qué autobús abordar para llegar a la zona. Así lo hicimos, nos sentamos y la aventura comenzó.
Pasaron los primeros 5 minutos de viaje y no había señal de la zona, eso me pareeció un tanto extraño. Me relajé ya por los comentarios de Ale sobre el paisaje, ya por el hecho de que sentía estar de vacaciones. Pasaron 10 minutos y nada. Kilómetros más adelante me cayó el veinte de que estábamos muy lejos de la zona, y como no nos podíamos regresar, decidimos continuar hasta el destino final del autobús: Actopan.
Actopan deriva de la palabra otomí, "atoctl" que significa "tierra gruesa húmeda y fértil" y "pan" "en o sobre", y ésto es "sobre la tierra gruesa, húmeda y fértil". Este pueblito es muy conocido por sus bordados hechos a "punto de cruz" y "deshilado", al igual que la práctica de la cestería y la talabartería.

Sus platillos típicos le dan renombre por igual. Uno de ellos se llama "ximbo" y está hecho a base de nopales acompañados con carne de pollo; también hay "chinicuiles" que son parásitos del maguey, y escamoles que son larvas de hormiga negra, en fase de ninfas.
Debido a lo inesperado del viaje, no tuve la oportunidad de probar ninguno de esos suculentos platillos de traza internacional.
Caminamos por la calle donde nos dejó el camión hasta llegar al centro donde una plaza con un quiosco en medio de unas jardineras y pasillos, revelaba los pequeños atractivos del lugar. Gente a pie en todas direcciones que ahí deambulaba ya en un paseo dominical, ya en una salida en busca de comida o cualquier otro tipo de lance. Y a un costado de la plaza, el edificio que visitamos ese día; el "TEMPLO Y EX CONVENTO DE SAN NICOLÁS TOLENTINO". Cruzamos la calle y entramos a una especie de callejuela que nos llevaba al frente del convento. Antes de dirijirnos a él, hicimos una pequeña escala a un costado de éste donde vimos una "Capilla Abierta". Seguro estoy, que todos los lectores aunque sea una vez

en su vida han pisado alguna de la tantas zonas arqueológicas en nuestro país. Todas ellas tienen grandes centros ceremoniales, donde se llevaban a cabo rituales, danzas, y por supuesto, inmolaciones humanas por los antiguos pobladores del país que muy acostumbrados estaban a llevarlas a cabo al aire libre; ergo, harto trabajo costóles a los españoles convencerlos de entrar a las grandes iglesias, ya que los nativos tenían por idea que los techos se derrumbarían en sus cabezas, y es por eso que crearon este tipo de capillas. Y dicha argúcia funcionó. La capilla, de cañón corrido y arco de medio punto, tiene imágenes del infierno que ilustran muy descriptivamente, los diferentes castigos que sufren los pecadores si no siguen la palabra de Dios y como objetivo la evangelización de los nativos prehispánicos. Después de admirar las imágenes tortuosas del averno, fuimos al frente del templo, por lo cual nos pudimos percatar que era una construcción del siglo XVI, de estilo plateresco. El templo fue fundado en 1550 por San Nicolás de Tolentino. Enseguida, caminamos al interior para admirar su bóveda con toques de estilo mudéjar. Se aprecian las nervaduras en la bóveda.

La luz del día entraba por las ventanas mientras la misa llegaba a su fin. Parecía como si Dios mismo le comunicaba al padre terminar con bien. El humo del incienso se iluminaba al estrellarse con la luz, por lo cual no pude evitar captarlo en una fotografía.

El recorrido en el interior, nos condujo a una pequeña puerta que daba a una habitación contigua. Una capilla. En una parte de ésta, se encontraba una enorme fila que daba en una pila con agua bendita. La gente se agolpaba para zambutir sus manos o dedos en esta agua purificada y persignarse la frente. La decoración en el muro del fondo era muy bella, con santos y nubes sobre un cielo azul.

Regresamos al templo y al salir caminamos hacia el ex convento. Cruzamos unos arcos de medio punto con una bóveda de cañón y pinturas al fresco en su interior. Se entra no sin pagar una módica cantidad, aunque como era domingo, la entrada era de a "grapa".

Al llegar al patio aparecen unos arcos ojivales que sostienen una bóveda de nervaduras. Y en medio, una fuente para que uno arroje monedas en ella mientras se pide un deseo.

Inmediatamente después llegamos a lo que una vez fue el comedor. La decoración en el techo es verdaderamente asombrosa. Se aprecian distintos diseños en unos orificios en la bóveda, cuyos colores y formas le dan un toque distinto a otras. No había visto una como esa.

Al final del pasillo se llega a lo que fue la huerta del convento. Hay una escalinata muy bella que divide dos fosas llenas de agua, y que lleva a un pasillo que conecta con otros interiores donde estaban las celdas de los habitantes del convento. El techo de viguería y los arcos de medio punto le dan un toque muy galano a este lugar, al igual que las ventanas estilo ojo de buey que permiten admirar otras partes del convento.

Las celdas como en cualquier otro convento son cuartos suficientemente grandes para tener un camastro, una mesa y un baúl para guardar los hábitos y ropas del monje. Generalmente tienen decoraciones en los muros con imágenes sacras, relacionadas a pasajes biblícos. Se puede apreciar una especie de banqueta junto a la ventana que invita a la meditación en esos días cuando el mundo se ve gris. Los pasillos son oscuros y lugúbres de día, de noche, doblemente lugúbres.
En lo que fuera el claustro se encuentra el museo de arte religioso que exhibe obras artísticas de la época colonial y del siglo XIX. Sobresalen pinturas al oleo de los siglos XVIII y XIX, con un carácter meramente religioso, enmarcadas en madera brillante y estofada, así como estofadas son algunas de las estatuas del lugar.

Al descender por la escalinata al final del pasillo se observa la pintura mural que como si hubiera sido un palacio florentino, engalana los muros y techo de este pequeño cuarto. y como es de esperarse las imágenes tienen una orientación religiosa, aunque eso no les quita su belleza.

En la planta de abajo, regresamos al comedor y entramos a lo que fue la cocina donde se ve un ventanal con un ojo de buey, y a un costado una gran chimenea donde hay muros enegrecidos por el humo que una vez salió de ella.

En sí, todo el conjunto conventual es un lugar místico y atractivo sobremanera para todo aquél que como yo, adora este tipo de estructuras arquitectónicas de nuestro pasado.

Mientras regresábamos por donde habíamos llegado la plaza poco a poco se quedaba atrás y la calle del camión se veía adelante no como señal de que la aventura se había acabado, sino de que apenas iba a la mitad, ya que ese mismo día, visitamos Tula, de la cual ya hablé en la entrada pasada.

Actopan, a pesar de ser un lugar muy pequeño, no deja de ser clave en el recorrido del estado de Hidalgo y a sólo una hora (más o menos) de Pachuca, es una opción que se puede convertir en una aventura más cualquier día del año.

jueves, noviembre 16, 2006

Tula de Allende una "ciudad" de contradicciones.

Tula significa "Lugar de tules" y es un nombre que proviene de la palabra náhuatl "Tollan" que significa "Junto al tular" y en otomí era conocida como "Namenhi" que significa "Lugar de mucha gente".

Decoración en el Edificio B. Nótese el águila que debora un corazón.

Tula fue fundada por Quetzalcoatl que fue expulsado por los seguidores de Tezcatlipoca. Para el año de 1050 d.C. ya tenía 16 km2 en los cuales se extendían diferentes plazas, edificios públicos, hartas esculturas policromadas y plazas. Los barrios y comunidades asentados al rededor se comunicaban por medio de una complicada red de calzadas.
Fragmento del Coatepantli o Muro de Serpientes. Un Hombre sale de las fauces de la serpiente.
Había una gran abundancia de grupos etnícos como otomíes, probablemente los más abundantes, nonoalcas y chichimecas. Sin embargo es en el transcurrir del siglo XII que La Gran Tollan empieza a decaer para finalmente convertirse en parte del imperio Azteca.
Hay tres momentos importantes en la historia de la zona y éstas son: La fase Corral que va de 800 a 900 d.C., Fase Corral terminal de 900 a 950 y la Fase Tollan de 950 a 1150/1200. Esta acrópolis da una pequeña muestra de la maestría arquitectónica y urbanista del pasado a lo largo de su recorrido que sólo abarca el 6% de lo que una vez fue, desde el "Coatepantli" o muro de serpientes donde se ven a éstas con las fauces abiertas y un esqueleto que sale de ellas, símbolo del
sacrificio, hasta los diferentes palacios como el llamado "Quemado" con columnas que alguna vez soportaron el peso de un techo.

Columnas en el "Palacio Quemado", llamado así por un terrible fuego.

Dos juegos de pelota y por supuesto el Edificio B donde se posan los tan famosos atlantes, ahora íconos importantes de la ciudad moderna. Cabe hacer una breve descripción de estos atlantes colocados en uno de los edificios de mayor importancia en la zona. Originalmente se encontraba cubierto de lápidas con jaguares y coyotes en bajorrelieve de los cuales aún se pueden ver restos.

Monumentales atlantes con posturas serenas y para siempre armados.

Los atlantes con expresiones serenas sostenían un techo de viguería. Tienen una altura de 4,60 mts, simbolizan guerrros ricamente ataviados que portan orejeras rectangulares y en el pecho pectorales en forma de "papálotl" o mariposa, un faldellín y un cinturón anudado en el frente, en la parte posterior tienen un disco solar, están armados con un "átlatl" o lanza dardos en la mano derecha y en la izquierda los dados mismos. Representan a Tlahuizcalpantecutli que es Quetzalcoatl como la estrella de la mañana.

Pero más allá de la zona arqueológica, en el mero Valle del Mezquital, se encuentra Tula de Allende, una pequeña ciudad que goza de las ventajas de la expanción capitalina y sus respectivos servicios como bancos, una tienda departamental (Soriana), avenidas y centros de
atracción turística.

Valle del Mezquital.

La impresión que me llevé de la gente fue buena, en general fueron muy amables, sociables, cálidos. Existe un pequeño deseo de "superación", es decir, dejar de ser de provincia y volverse citadinos, que no puede desarrollarse del todo, pues la gente también es muy conservadora. Por tener contacto con los alumnos, vi que no gustan mucho de pasar desvelos, van a misa los domingos, los lazos familiares son muy fuertes y la gente se conoce una a otra, tienen rostros serenos como atlantes modernos. Todo eso, pienso, es bueno, llevan una vida tranquila sin las histérias ni paranóias que la capital mete en la cabezas de todos nosotros. Obviamente para cualquier persona acostumbrada a la vida de una ciudad como el DF, hay muchas cosas que simplemente causan mella y dejan a uno insatisfecho, una de ellas es la eterna paciencia de los habitantes, para caminar o conducir por ejemplo, no digo que esté mal, es meramente sicológico.

Tula es un lugar pequeño, las cosas están al alcance de todos, incluso es posible caminar de un lado a otro sin miedo a perderse.

Portada del Ex convento de San José.

Hay plazas y muchos edificios del que destaca el ex Convento de San José que data del siglo XVI y presenta una estructura como fortaleza típica de la arquitectura conventual de ese entonces, de una sola nave, con ábside poligonal, muros de mampostería y cantera reforzada por contrafuertes rematados y una bóveda con nervaduras. En el interior se aprecia una franja con escudos franciscanos, monográmas y flores con varios pétalos.

Bóveda con nervaduras. No hay altares laterales.

Hay un quiosco donde se reunen los jóvenes estudiantes para pasar el rato o "echar novio". Por las noches todo está tranquilo y no hay muchas opciones si uno siente hambre, lo más usual es ir a la famosa "Plaza del Taco". Más allá de los confines del centro, está una mini ciudad que francamente puso mucho espanto en mí; Cruz Azul. Este lugar parece salido de una mente dictatorial y comunista. Todo es relacionado a esta marca cementera, avenidas, tiendas, centros de convención y un centro comercial, todos se llaman Cruz Azul. No se puede negar la buena organización unbanística del lugar, pero aún así, ¡¡da miedo!!

Desgraciadamente la modernidad lleva consigo el endemoniado mal de toda ciudad que corroe poco a poco la paz y el estado natural de las cosas, y digo ésto por que esperaba encontrar un lugar más apegado a las tradiciones como el Día de todos los Santos, y no fue así, ¡¡sólo encontré Halloweens por doquier!! Y lo que es peor aún, una tremenda contaminación del lugar.

Paisaje con la Refineria al fondo.
La cementera y la refineria con sus chacoacos o chimeneas que escupen un humo eternamente negro han sido las principales fuentes de este mal. El Río Tula es un andar de aguas negras que emanan miasmas en los días calurosos, aunque la flora que lo rodea es bonita y abundante.

Tula ofrece al visitante un momento contradictorio de paz típica de provincia y la comodidad de la ciudad, pues aunque el número de centros comerciales o cafeterías, no es abundante los servicios necesarios son suficientes y la vida activa de la población se esmera en dar lo mejor de sí, y quién sabe, tal vez en un futuro, Tula alcance el esplendor que una vez tuvo en la época prehispánica...

Un momento en el atrio de la catedral donde la gente se relaja mientras toma el sol.

P.D. Dedico esta entrada a todas las personas en Tula cuyos caminos se encontraron con el mío en mi breve estancia por aquellos lares.