jueves, octubre 19, 2006

Calaveras.

El baile.
Alegre como siempre andaba,
Cuando la muerte apareció,
A la cual de un brazo ya jalaba,
Mientras ella repetía "¡¡Aún así al baile ire yo!!"

Sus amigos con rostros alicáidos,
Con impaciencia la esperaban,
Pues tan alegre mujer como Vikie no había dos.
Y en cuestiones de baile, todos la deseaban.

Hercúlea la fuerza de la muerte,
Que imposible hacía con ella romper,
Desorbitados sus ojos ante inoportuna suerte,
Devanándose los sesos sin atinar qué se podría hacer.

Finalmente desidíose a la muerte acompañar,
Pues del otro mundo música y danza escuchaba.
Insitada por la algazara de amigos, vida y fiesta se olvidaba,
Y así con pasos dobles y jarabes al otro mundo fue a bailar.

Esta es una calaverita que se me ocurrió antes de venir a Tula de Allende, pero el tiempo me ganó y no fue posible publicarla. Ahora tengo tiempo, y si puedo, más adelante pondré otras más.
Att. Nerpus.

martes, octubre 10, 2006

La Villa Olindo.

Adiós Mamá Carlota.
La niebla de los mares Radiante sol aclara, Ya cruje la "Novara" a impulsos del vapor. El agua embravecida, La embarcación azota. ¡¡Adiós, Mamá Carlota!! ¡¡Adiós, mi tierno amor!!
¿Qué llevas a tu lares? Recuerdos de esta tierra Donde extendió la guerra Su aliento destructor. Las olas son de sangre que por doquiera brota. ¡¡Adiós, Mamá Carlota!! ¡¡Adiós, mi tierno amor!!
Más pronto de los libres Escucharás el canto, Bajo tu regio manto, Temblando de pavor. Te seguirán sus ecos A la región ignota. ¡¡Adiós, Mamá Carlota!! ¡¡Adiós, mi tierno amor!!
Verás en tu destierro En la azulada esfera Flotar nuestra bandera Con gloria y esplendor. Y brotará laureles La tumba del patriota ¡¡Adiós, Mamá Carlota!! ¡¡Adiós. mi tierno amor!!
Vicente Riva Palacio (Fragmento)
Charlotte de Belgique par Franz Xaver Winterhalter, 1864.

Así escribió "El nieto de la patria" en alusión a Carlota (1840-1947) princesa de Bélgica y Emperatríz de México a quien no podemos mencionar sin recordar a su marido, Fernando Maximiliano de Habsburgo (1832-1867) emperador de México de 1864 a 1867 año en el que es ejecutado en Querétaro y después transportado a su natal Austria en el mismo navío que lo trajo a nuestro país, "La Novara".

Ferdinand-Maximilien d'Autriche et Charlotte de Belgique.

Maximiliano, un personaje culto y de gusto a la lectura, conocía la obra del gran autor renacentista "Torquato Tasso"(1544-1595) "La Jerusalén Libertada", en la que narra una historia de amor durante la primera cruzada dirijida por Godofredo, y en la que el personaje principal se llama "Olindo" que enamorado de Sofronia, al enterarse de que fue condenada a muerte por el musulmán Aladino, decide sufrir con ella al ser atados a un tronco y en fuego encendidos. En ese momento llega la guerrera Clorinda y salva a los amantes de las garras del fuego. Olindo, entonces, es el nombre que usa para bautizar a la Villa en Acapantzingo donde sus sentidos se ven tocados por la abundancia del exótico paraje vegetal y la existencia de tradiciones indígenas. Cabe mencionar, que "Maxi" era conocedor de botánica y eso lo convenció a que en 1865 se establezca en la Villa Olinda que era un rancho lleno de árboles frutales.

A mitad de 1866 Los Emperadores de México habitan la casa que era un buen lugar de descanso de las tensiones del imperio que como pronostica Riva Palacio en su canción "Mamá Carlota", ya no tenía mucho futuro. Carlota también estaba un poco afligida, pues en ese año muere su padre Leopoldo I, Rey de Bélgica. Finalmente meses después, Maxi dio órdenes expresas de que se cerrase la casa y los muebles se vendíesen para pagar deudas. La casa fue cedida al ayuntamiento local so condición de que su uso fuera de utilidad pública. El abandono mermó las condiciones de la casa, llenándola de maleza y logrando que sus muros cediesen.

Nueve años después de la creación del estado de Morelos, el gobernador Carlos Pacheco, la convierte en la "Escuela Regional de Agricultura". Su uso fue el mismo hasta que en 1962 el Institudo Nacional de Antropología e Historia, tomó custodia del inmueble. Y así es como nace el "Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional".

Guaco o Flor de Pato. Se usa contra picaduras de animales ponsoñosos y enfermedades ginecológicas (y abortos).

Este interesante jardín está dividido en diferentes zonas, de acuerdo con la vegetación que ilustra perfectamente la biodiversidad de nuestro país.

Se entra por un pequeño pasillo rodeado de plantas y copudos árboles, que con sus ramas y hojas tapan las oficinas del INAH. Después de pasar por este pasillo, se llega a un pequeño estanque, llamado "Glorieta Introductoria", con lirios y vegetación acuática por la cual nadan curiosos pecesillos que por sus multiples colores sobresalen del verde de las plantas.

Glorieta introductoria.

La primera parte es el jardín de "Plantas Medicinales". Hay de todo tipo y para todos los males, o al menos, casi todos. Por ejemplo para problemas estomacales hay: albahaca, istafiate, hierbabuena, hinojo, eneldo, te limón; para el riñon: cola de caballo, níspero, cuajilote, malva y chayote. También hay plantas que se usaban en la época prehispánica y que aún hoy se siguen usando, especialmente por parteras, como el zoapatle, para malestares femeninos.

La siguiente gran área es el de las "Orquídeas Silvestres", muchas de ellas típicas en México. Es importante saber que muchas de estas plantas están so amenaza de extinción, pareciera increíble, pero es cierto. La colecta de estas fabulosas plantas que hacen magníficos adornos, las han puesto en peligro. La colección muestra un ejemplo de orquídeas que provienen de diferentes estados de la república.

Orquídeas. Responden a su nombre genérico.

En seguida está una de las zonas que más me gustó, la "Zona de las Xerófitas" donde hay una colección de cactáceas como nopales, reina por una noche, órganos de tres costillas, viejitos, pitahaya, y dos especies que se consideran prehistóricas. Las cactáceas también están en peligro pues por su uso (ya medicinal, pegamento, comestible o simplemente ornamental) son víctimas de la sobrecolecta.

Cactáceas.

Otra área está reservada a las plantas que se usan como alimento y condimento. Es interesante ver las plantas de donde provienen tantas cosas que comemos día a día como la pimienta, chaya, acelga, rábano, papa, cebolla, ajo, canela, pistache, achiote, mejorana, tomillo, fresa, cebollín y chile, entre otras.

Ginseng y Milpas al fondo.

Hay varios tipos de ceíbas en el área "Baja Caducifolia" que en un 70% cubre el terreno del estado de Morelos. Sus usos también son múltiples: comestible, medicinal, ornamental, insecticida, forraje, curtiente, ceremonial, artesanal, cerco vivo, elaboración de instrumento de trabajo, fibra, colorante, combustible, construcción, condimento, flora melífera y para reforestación. Esta área también ofrece un espacio abierto para descansar o detenerse a comentar sobre las experiencias adquiridas. Hay un área más, que por causa de la constante lluvia no pude visitar, pero eché un ojo y era igualmente interesante.

Ceíba (extrema izquierda) y demás árboles de la selva Baja Caducifolia.

Y finalmente, está "El Pabellón de los Emperadores" que hoy en día resguarda el museo de medicina tradicional y herbolaria. Este museo muestra con pequeñas maquetas, lo que ha sido la medicina en nuestro país, y la contrasta con el uso común de curanderos y hierbas para tratar males. Al fondo del museo hay un estanque donde se pueden ver peces de buen tamaño.

Botiquín con extractos de plantas que perteneció al arqueólogo Leopoldo Batres (1852-1926).

Momento en que la tiahua (lluvia) se estrella en el estanque.

Talampox (peces) en el estanque.

Una ofrenda por los aires de la tierra.

Muestra de diferentes plantas y hierbas usadas en la medicina practicada por curanderos.

Una vez que visité este lugar, me di cuenta por qué fue que Maxi se sintió tan atraído por él pues no sólo la belleza floral del lugar es atractiva, sino que otros lugares como la Capilla de San Miguel Arcángel, que estaba ahí desde antes de que llegara Maxi y se construyera la VillaOlindo, llama la atención del visitante, que aunque muy pequeña, no deja de ser coqueta.

Para llegar hay que tomar la autopista México- Acapulco y después la salida a Acapantzingo. Una vez en esta comunidad, es mera cuestión de seguir los abuandantes letreros que llevan a uno hasta las puertas del museo y jardín.

Tocatzahua (telaraña).

Este lugar invita al razonamiento, pues vemos la extensa diversidad floral y silvestre de nuestro país en un lugar reducido, y entonces salta la pregunta ¿Qué pasaría si en algún momento sólo espacios así de reducidos tuvieran vegetación? ¿Es eso lo que queremos dejar a las futuras generaciones? No lo quiero ni imaginar...

Amate prieto.