viernes, noviembre 09, 2007

UN SUEÑO EN HUASTECO.

-¡Mira! Ahí está el camino que debemos seguir- dijo él mientras señalaba un sendero marcado por piedras desniveladas y maltrechas. Sin pensarlo mucho, ella se dirigió hacia el camino que se extendía por algo así de un kilómetro, según había dicho la señora en la entrada. El día ya tenía bastante avance para entonces. Eran como las 5 30 de la tarde. El bosque se mostraba así mismo amenazante, decía -piérdete en mí y tendrás un buen sabor de la naturaleza. Los dos viajeros seguían sobre el sendero, él dudaba haber tomado la decisión correcta, pues habían rechazado la ayuda de un guía. Un letrero, el 1° de 3 leía, la Hoya derecho, el mirador a la izquierda. Ellos se dirigían a la Hoya, decían que era muy bonita y enorme. En realidad no sabían que esperar como pasa siempre al escuchar comentarios de otros, uno sólo imagina las cosas de acuerdo a lo que conoce, y lo que no, lo inventa. El bosque seguía mandando mensajes a través de sus sonidos, ramas secas que truenan al ser pisadas, aleteos aquí y allá, el incansable sonido de los grillos... No había problema pensó él cámara en mano, listo a fotografear al 1er animal que cruzara su camino. Pensamiento curioso y típico de un citadino, pus en realidad no piensa que una cámara no serviría ante algún ataque. De pronto ella se detiene llevando sus brazos a su pecho, y aunque no lo dice, él sabe que tiene miedo, y efectivamente después ella confiesa, ¡Una araña! Pero no cualquier araña, la señora de la entrada dijo, "Hombre-araña" como nombre dado a éste arácnido, acabando la frase con un "no pica". Sin embargo el mero aspecto pone los pelos de punta. Un abrazo animoso le devuelve el valor a seguir. Síguenle un par de fotos. Otro letrero. Mismas indicaciones. Siguen la flecha hacia adelante en vez de virar a la izquierda. Eso dice el letrero. Una vez más la idea del guía asalta su cabeza y tal vez la de ella. El camino ya no es de piedra sino tierra. Escalan el cerro. ¿Cómo saber si vas bien? ¿Cómo sabes cuánto es un kilómetro y cuánto tiempo a pasado? Y al parecer bastante había pasado y ni un letrero más ni señales de la Hoya y sólo el crujido de las hojas, el aleteo de las aves... Él la ve delante. De repente, ve que se voltea, cae y en seguida se levanta y corre hacia él. Sus brazos se enrredan en su tórax y rompe en llanto. Sus lágrimas se mezclaban con lo húmedo del sudor de su pecho, se emparejaban con el rítmo de sus latidos, acelerados por el esfuerzo al subir el cerro y el susto que ella le causaba. -¿Qué pasó?, preguntó él, ninguna respuesta más que el llanto, sus manos se aferraban a su ropa como si la ayudaran a no desplomarse. Buscando qué había causado el cambio tan brusco, la vio. Una serpiente yacía en el suelo, amarilla y larga, quieta... Nada le pasó, para su suerte la serpiente estaba muerta. Como ave de mal agüero, ese encuentro les dio a entender que no debían seguir. La Hoya no estaba allá, sino el monte en el bosque.De él se desprendían dos luces, pequeñas y amarillas, se retorcían como lo ha de haber hecho la serpiente viva. Poco a poco se convertían en un arco de flores de Cempasúchitl. Un chicheve sostenía las velas que alumbraban las imágenes y alimentos de la ofrenda. Las celebraciones del "Santo Sancto-rum" o "Xantolo" ya habían comenzado. Los huastecos o "Tenek" preparaban sus alimentos tradicionales, ofreciéndolos al viajero como es costumbre en la Huasteca. Zarabandas, zacahuil, fruta de horno, tapabocas, bolim, todo listo para darse como itacate. Enfrente de una vela con su flama torcida a la izquierda, recapacitaban los viajeros sobre su aventura, y se preguntaban que hubiera pasado si... pero no pasó.
No cabe duda que viajar es toda una experiencia, concluían. Un viaje lleno de sentimientos ayuda a llenar los pocos espacios que dejan impresas las vistas de los paisajes y el trato de la gente. No sé si así sea en todas partes, pero en la Huasteca potosina así lo fue, o por lo menos, así apareció en aquel sueño tan real como la misma "Fiesta de los muertos" en la Huasteca potosina.