lunes, noviembre 24, 2008

El verdadero deporte mexicano.

El soccer por desgracia es lo que la gente considera como deporte nacional. Sin embargo, éste no se originó en nuestro país, sino que fue traído de Inglaterra por los mineros que se establecieron en Real del Monte y en Pachuca. Así pues nuestro deporte nacional lo ocupa uno que no tiene mucha difusión y hasta cierta forma es discriminado, "La Charrería."



La Charrería debe sus inicios a la llegada de los caballos con los españoles, pues indirectamente sembró la semilla de las actividades ganaderas en nuestro continente. Aunque en un principio sólo los españoles podían montar pues tanto indígenas como criollos lo tenían prohíbido por ser vistos como seres inferiores.
Afortunadamente, hubo gente como el fraile Sebastián de Aparicio que en 1535, dio la pauta para que los indígenas le ayudasen en las faenas agrarias y ganaderas. A su muerte, dejó trás de sí un legado importante en la cultura ganadera. Después, Don Antonio de Mendoza, primer virrey, otorgó permisos para montar a algunos casiques, vasallos y aliados. Pero no fue sino hasta que Don Luis de Velasco, segundo virrey, recibíera autorización del rey de España que los indígenas pudieron montar, bajo la condición claro, de que no portaran ropa de casimir sino de cuero para distinguirlos de los Españoles. Bajo estos acontecimientos, nació la Charrería que se extendió en el estado de Hidalgo, considerado su cuna, Puebla, Estado de México, Jalisco y el resto de la Nueva España.
"...Era un joven como de 30 años [...] El caballo que montaba era un soberbio alazán, de buena alzada, musculoso, robusto, de pezuñas pequeñas, de ancas poderosas como todos los caballos montañeses, de cuello fino y de cabeza inteligente y erguida. El jinete estaba vestido como los bandidos de esa época, y como nuestros charros, los más charros de hoy [...] "
"El Zarco, Manuel I. Altamirano."


La organización de las actividades ganaderas con los "Hermanos de la Mesta", también contribuyó a que éstas fueran más homogéneas, lo que poco a poco le dio forma a la Charrería y sus suertes, pues en las haciendas, los jinetes daban muestras de su habilidad al manejo de sus caballos y las bestias de campo.



Poco a poco en las haciendas ganaderas del país se van formando diferentes tipos de charros, y de ellas surgen los campesinos o peones, comuneros en las haciendas o aparceros de las tierras del clero, capataces de una estancia o ganado llamados caporales, pastores principales de los que cuidan los rebaños o mayorales, estacieros y los mismos hacendados.

La importancia del caballo en las familias mexicanas era tanta que hasta eran considerados un miembro más. La indumentaria que se usaba en las faenas agrarías le daba una imagen muy pintoresca a los charros.



"Un Andrade cree en Dios, y después de Dios, en sus caballos. Cuando un Andrade sufre o se fastidia, no tiene más que entrar en sus corrales y seguramente que a la puerta dejará cuantas penas le aflijan."
"Mala Yerba, Mariano Azuela."

Los charros jugaron un importante papel en las faenas agrarias, y esas mismas habilidades sirvieron en la defensa de la patria durante repetidas ocasiones, en las cuales estos aguerridos campesinos o chinacos, que acostumbrados estaban a montar desde niños, sabían perfectamente como manejar bestia, lanza y reatas. Los Lanceros, como se les llamó por el uso de la lanza, podían lazar cañones enemigos, y todo lo que se necesitaba en el cuartel. Uno de los grandes ejemplos es el "León de las Montañas", Nicolás Romero quien junto con los lanceros dieron fiera batalla a las tropas francesas.

"¡Pero qué muchachos! Cada uno montado en un caballo de primera, con su espada debajo de la pierna, su reata en los tientos y una pistola más o menos buena en la cintura. Ver maniobrar a esos hombres de a caballo, daba gusto, especialmente contra los reclutas de caballería del ejército de línea, a los que tenían especial ojeriza. [...] Le alzaban pelo a los lanceros del General Arista, y a los Dragones de Don Juan Andrade, se rifaban con cualquier tropa [...]"


"Los Bandidos de Río Frío. Manuel Payno. Tomo IV"
Durante el imperio de Maximiliano, la charrería tuvo más apoyo, pues Maxi resultó ser un buen charro. Visitó haciendas pulqueras y ganaderas e incluso modificó un poco el traje charro. Siguiendo la moda europea, los pantalones se cerraron, se conservó la abotonadura de chinaco, el calzado militar lo cambió al botín de una sola pieza y se introdujo el color negro que dio pie al traje charro de gala.

Así se formó toda nuestra tradición charra, que ni por las Leyes de Reforma y eliminación de haciendas, ni el crecimiento de las grandes ciudades y el poco trabajo ganadero, se vio amenazada ni en lo más leve, pues aunque muchos hacendados y ganaderos se mudaron a las grandes ciudades, nunca dejaron de añorar los días en los que ser charro era un estilo de vida. Incluso personajes como Venustiano Carranza, deseaba al despertarse montar a uno de sus dos caballos favoritos "Bayo" y "Monarca."

Ya entrado el siglo XX Don Manuel Ávila Camacho decreta a la Charrería como deporte nacional y el 14 de septiembre como su día. Ahora existe una asociacion que se encarga de organizar a todos los eventos charros en la república, así como también de regularizar las reglas de las suertes que se practican en el lienzo charro.



Las suertes son algunas de bastante peligro para los charros, pues aunque igual y no causan su muerte sí pueden salir lesionados o con huesos rotos.


Para iniciar salen desde un extremo del lienzo cabalgando de forma muy relajada hacia el otro, al son de la Marcha de Zacatecas, que se ha convertido en el hímno charro.

Una vez formados en el extremo opuesto al de su salida se disponen los equipos a la primera suerte, La Cala de Caballo. Con esta suerte demuestran los charros la educación y el dominio sobre su cuaco. Hacen correr al caballo a todo galope para rayar o frenarlo de golpe en medio del ruedo dentro de un rectángulo. El dominio del caballo se demuestra dando giros de un lado y luego del otro y finalmente está la ceja que es hacer caminar al cuaco en reversa mientras un juez toma notas.




Los Piales consisten en lazar una yehua que va a todo galope de las patas traseras y hacerla detener su velocidad sin derribarla necesariamente. Aquí también se toma nota de cuan ducho sea el charro.




En seguida pasan al Coleadero. Se llama así por tener que derribar a un becerro o toro jalándolo de la cola. Es una suerte muy difícil y las más veces sólo se quedan con pelos en la mano. Los charros tiene un espacio permitido (60 mts) para derribar al toro, si no lo logran o pasan de la línea límite no hay puntos para ellos. Las mejores puntuaciones se dan a los que logren derribar al toro más rápido y también influye la forma en la que el toro caiga.



Y por supuesto no podrían faltar las bellas escaramuzas, pues también las mujeres son dignas charras y jínetes diestras. Las escaramuzas practican diferentes suertes al formar figuras con sus caballos que van a todo galope. Existe el riesgo de que se estrellen si no miden bien la distancia entre ellas. Aunque siempre salen victoriosas gracias a las instrucciones de la líder y al dominio de sus caballos.






La Jineteada de Toros es emocionante también. Un charro monta un toro mientras éste intenta sacudírselo del lomo. Como agarre el charro tiene una cuerda, llamada pretal, atada al toro. El peligro que corren es ser embestidos por el toro iracundo o incluso ser aplastado con el muro del lienzo.


Una vez que el charro está en el suelo, 3 charros tratarán de lazar al toro, a lo que se le llama
Terna. Primero de la cabeza y después de las patas para finalmente derribarlo.



Muy similar a la suerte anterior, el charro cabalga a una yehua bruta que intentará derribarlo. Se puede usar un pretal o hacerse a la greña, es decir sujetándose de la crin de la yehua.



Las manganas consisten en derribar a un caballo a todo galope. El charro debe lazarlo de las patas para lograrlo. Las manganas pueden ser a pie o a caballo.


Finalmente la competencia se cierra con la suerte más intensa y peligrosa de todas, El Paso de la Muerte. Esta suerte que requiere mucha habilidad y rapidez, consiste en cambiar de un caballo a otro sin silla ¡a pleno galope! La emoción de ver esta suerte se siente hasta en el viento.


Así ya sea vestidos de gran gala, gala, media gala o etiqueta, con sus sombreros de fieltro blanco negro o beige, sus pantalones de gamuza, casimir o paño, sus botas o botines estilo charro lisos cafés o bayos, sus cinturones con una o dos pistolas colgando de éstos, los charros son una muestra viva de las tradiciones de nuestro país, y orgullosos deberíamos estar al verlos con ese porte gallardo o a ellas con sus rostros morenos y cabello que en trenzas cae sobre sus vestidos de china poblana. La tradición charra ya en la literatura, ya en la vida real, ya héroes o fascinerosos asesinos, junto con la charrería que es nuestro deporte nacional son sin lugar a duda parte de nuestros símbolos nacionales, y orgullosos nos debemos sentir de poder decir que gracias a nuestras tradiciones nacieron otras como los vaqueros gringos que no son más que una rama de los charros mexicanos.

domingo, septiembre 21, 2008

Un viaje más por Morelos.

Una vez más el destino me llevó al estado de Morelos. Todo comenzó cuando leía "Los Plateados de Tierra Caliente" de Pablo Robles (ca. 1891). En él relata un viaje al estado de Morelos con el entonces presidente Porfirio Díaz. Dentro de los lugares que visitan están las grutas de Cacahuamilpa y una cascada llamada el "Salto de San Antón". Es esta última la que me llamó la atención e incitó a planear una visita en compañía de mi amigo "Fish Out of Water" alías, Jorge Lima.
Está cascada se encuentra en pleno Cuernavaca. Su origen se debe a la actividad volcánica en la Sierra del Chichináutzin que corre a lo largo del estado de Morelos. También es gracias a la actividad volcánica que las paredes de la barranca estén cubiertas con piedra basáltica, que se forma en columnas y que no es muy común.

Viene la cascada del río Apatlaco con una longitud de 15 km. aprox desde la Sierra de Zempoala. Dentro de la fauna lo que mas destaca son los bencejos, que se parecen a las golondrinas, y el cangrejo barranqueño. Su flora consiste en diferentes tipos de plantas y árboles de entre los cuales se pueden ver ahuehuetes y amates.


La cascada tiene una altura de aproximadamente 40 mts.

A pesar de su altura se encuentra en un espacio muy reducido. La entrada al lugar es pequeña y se llega por unas escaleras. Se puede tener una muy buena vista de ella, aunque hay unas escalinatas y un pasillo que pasan detrás de ella que por alguna razón están cerrados al público. El área donde se encuentra sirve de paso a la gente local, por lo cual no se cobra la entrada, o al menos eso supongo. Y si se le da la vuelta a la cascada se puede llegar a un puente por el que se ve el río que la forma.
Debido a que está rodeada de casas habitación, como se ve en la imagen, el río y por ende la cascada, están muy contaminados. Y no es de extrañar que se encuentren botellas de refreseco, bolsas y todo tipo de desperdicios que la gente tira intencionalmente al río o que los vientos arrastren hasta él. Es una lástima que los lugareños no se preocupen por mantener en buen estado está magnífica cascada que ahora sólo añora el agua cristalina que alguna vez por ella corrió.