lunes, abril 23, 2007

La prueba (2a Parte)

V
Sus ojos cegados por las lágrimas no daban crédito a lo que pasaba. ¡Maldita suerte! ¡Maldito momento en el que llegó su padre! Él ahora era su peor enemigo. Aquél que le robaba lo que más preciado tenía. Su amor.
Del suelo la levantó, y ella como si tuviera los miembros descoyuntados se dejaba arrastrar. Al llegar a su casa sus gritos fúricos lograron que ella medio reaccionara. ¡Oh Helen, la dulce Helen de rulos blondos y ojos azur! No quería saber más de la vida. De su vida. Su corazón estaba tan desquebrajado como la tierra seca. Ni todo el oro ni la plata podrían comprar algún ungüento mágico ni real para reparar la fractura de su corazón. Sólo el amor de él, sus besos, sus manos, su aliento, servirían para atenuar el dolor. Y él, ya no era una opción ahora que su padre sabía de su romance prohibido.
-"¿Cómo te atreviste a manchar el nombre de la familia con semejante oprobio? ¿Acaso no te he enseñado valores y ética? ¿Acaso no te he demostrado que no somos iguales a esos? ¡Contesta!" Su voz testiga del paroxismo de su ira, ponía gran espanto en el alma de Helen. Y no era el miedo a su padre lo que la hacía temblar, sino la idea de no verlo jamás. A él. Su amante. El que le había dado un vuelco a su existencia. El que le había jurado, como eterna y solemne prueba de amor, dar su vida por ella.
Helen no emitió palabra alguna. Se quedó muda. Muda por la ira y, el dolor intenso en su corazón, y la impotencia que la desgracia trae consigo. -"¡Ve a tu cuarto y quédate ahí hasta que te diga!" Fue la decisión final de su padre, la cual ella obedeció sin chistar palabra, ni gesto. Sabía que su vida no andaba por ningún camino. Todos habían sido bloqueados por la funesta figura de su padre.
VI
Helen se sobrepuso a su dolor. Al menos en apariencia. Su mente urdía los más osados planes, pues necesitaba verlo, y estaba dispuesta a conseguirlo a como diera lugar. Para su fortuna, el cariño que había despertado en los habitantes de su casa, y el maltrato al que había sido expuesta, hicieron de ellos sus complices.
Su aya fue la encargada en cumplir de mensajera después de que Helen escribió unas líneas a su amado donde acordaba hora y lugar de encuentro. Minutos después regresaba con un pedazo de papel y unas letras mal escritas que aceptaban el trato.
Al siguiente día se reencontraban después de tres largas semanas. Por instinto se abrazaron y besaron una vez más. Los ojos anegados de Helen se veían más intensos al estrellarse el brillo del día contra ellos. Él se dejaba amar, y correspondía con caricias tiernas en las mejillas de ella. "Si supieras todo lo que he sufrido al saber que no te volvería a ver". Dijo ella con palabras apresuradas. -"No temas amor mío, yo sabía que nos velveríamos a ver". Contestó él. "Mi padre es el ser más despreciable que puede existir. Por eso está sólo y amagardo. Por eso..." "¡Shh! No digas más. Disfrutemos de este momento que no sabemos cuánto durará". Y así continuaron por más de una hora. Esa hora se convirtió en días y semanas. La felicidad experimentada al principio no se logró por completo. Aunque Helen se entregaba al estar con él, su corazón había quedado vejado por la aspereza del trato de su padre.
El Sr. Stanley sabía bien que la repentina felicidad de su hija tenía una razón oculta. Caminaba siempre observanto todo a su alrededor. Siempre en busca de aquello que no quería encontrar. Un día al pasar junto a la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción le pareció por el rabillo del ojo, ver a Helen y a un muchacho detrás de ella. Tal y como sus sospechas le indicaban. Inmediatamente se apresuró a perseguirlos hasta que llegaron a un área aislada. El Sr. Stanley no pudo contener su furia. Sin pensarlo se acercó y de un buen golpe mandó a Helen por los suelos. Ya no hubo regaños ni arengas pesarosas. Solamente un odio mortal por parte de los dos. Él por la desilución y ella por la falta de aceptación a su felicidad.
VII
Un verdadero infierno fue la casa de Helen. Parecía que su alma se bañaba en el río Styx. Y su alma ahora era un verdadero pandemónium. No lo soportaba más. Tenía que verlo una vez más, y ésta vez sería para siempre.
Una vez más recibió ayuda de su aya. Por la noche se escabulló para encontrarse con su amado. "¿Amor mío dónde estás?" Preguntó ella con cierto temor a que él no apareciera. "¡Aquí!" fue la respuesta de él. "Necesitaba verte, sentirte. Es hora de que arreglemos ésto para siempre. Es hora de cumplir viejos compromisos y ser felices como nunca lo hemos sido. Juntos". Él no se atrevía a pensar cuáles eran los "viejos compromisos". Creía que si huían podrían sobrevivir en algún otro lugar. Creía que ella estaba dispuesta a estar con él fuere donde fuere.
"Lo he pensado mucho, durante todos estos días" Arreglemos cuentas y cumplamos promesas" Mientras decía ésto, los ojos de él se agrandaban de terror. ¡Ella estaba loca, no era posible lo que veía! De una bolsa vieja de jarcia, sacaba lentamente una pistola. "¿Recuerdas tu promesa de morir por mí y conmigo? Pues es hora de cumplirla. Si no podemos estar juntos ahora, ya lo estaremos en el mundo de los muertos" "¡Pe... pero Helen! Ésto es una locura y... y la promesa... la promesa... no era real. ¡Mentí!" "¡Mentiste! ¡Me engañaste! ¡Tú lo prometiste y es de hombres cumplir su palabra!" "Lo sé sólo que..." ¡Bum! Se oyó, y selló sus súplicas en el mundo del silencio... Un segundo bum se escuchó enseguida. Todo acabó. Todo se arregló...
Se dice que el Sr. Stanley perdió la cordura. Se dice que aún se escucha su llanto, sus gritos que muestran el dolor de su pérdida. Su alma vaga por este cementerio donde me encuentro sentado frente a ella. Su tumba. Aún escucho sus voces. Sus gritos.
Ahora mi Palida Victorix, ya descansas aquí. Y tu padre también. Y sé, que donde sea que estén lo has perdonado, y él a ti. Y sé, que tu enamorado está contigo. Justo como yo lo estoy aquí. Amén.

Esta historia está basada en un hecho real. La tumba de esta dama se encuentra en el "Panteón Inglés" en Real del Monte, Hidalgo. Si alguna vez deciden visitar esta agradable comunidad minera, no duden en visitar a Helen.

domingo, abril 08, 2007

La prueba.

Una vez más me encuentro aquí, enfrente de ella. La contemplo mientras pienso en lo que pasó. El silencio y la calma de este lugar son de gran ayuda a esta tarea. El viento sopla y consigo trae el recuerdo de tu voz; el sonido de tus palabras "…sicus et nos dimittimos…" ¿Qué pensabas en ese momento? ¿Qué sentías frente a él? "-…et ne nos inducas in tentationem…" Me siento, la admiro con ojos mohínos.Siento tu presencia junto a mí, siento tu dolor por que conozco tu historia. "…amen…"
I
-"He decidido partir a México y dedicarme al trabajo de las minas. Dicen que es buen negocio." Anunciaba el Sr. Stanley mientras colocaba un vaso de vino en la mesa. Nadie se atrevía a decir algo. Lo conocían bien. Un hombre de mirada sátrapa y acostumbrado a hacer su voluntad. "¿Y qué pasará con Helen?" preguntó uno de los invitados. "¡Por supuesto que ella viene conmigo! No la dejaría por nada del mundo. Sólo que primero iré yo. Ya que me instale mandaré por ella". Las miradas que se cruzaban con la de él revelaban sus pensamientos. Algunos lo creyeron loco, ¿Cómo dejar Inglaterra? Otros admiraron su sed de negocios, las minas dejan mucho dinero. Y sólo unos cuantos no supieron qué pensar.
Tres días más tarde el Sr.Stanley dejaba su adorada Britannia. Tiempo después, llegaba a México, y de ahí hacia Real de Minas en una berlina que corría como cómplice del viento. Cansado pero con gran entusiasmo se instaló en una casona y comenzó sus negocios. La fortuna le mostró un rostro amigable.
Helen llegó semanas después. Todos en la casa admiraron a la hermosa niña de 10 años, sus ojos color azur, sus rulos blondos que caían delicadamente sobre sus blancos hombros. Se alegraron al escuchar su dulce voz con tono amable y gentil. Todo lo contrario a su padre.
El Sr. Stanley era feliz. Su hija estaba con él y su negocio daba muy buenos resultados. Sólo había algo que le molestaba y eso era la constante pregunta de sus amigos sobre tener una pareja, una madre para Helen. "¡¡Aquí, nunca!! No hay una mujer digna de nuestra ralea." "-Deberías pensarlo mejor, necesitas de alguien que lave, planche, cocine y te cuide." Le decían. "Yo lo he hecho solo todo este tiempo, no necesito ayuda." Siempre era su respuesta testaruda.
II
Helen creció y se convirtió en una mujer de belleza inigualable en Real de Minas. Los hombres boquiabiertos la miraban, y más de un puñado de mujeres la envidiaban. Ella era tan linda y dulce, como el día que pisó suelo mexicano y conforme fue creciendo llegaron necesidades diferentes cada vez. Sin embargo hay una de la que no pudo escapar. El Amar y ser amado. En la escuela había un muchacho de piel morena que llamó la atención de la niña inglesa. Él correspondía con la misma atracción. Todo comenzó con un juego, que poco a poco se volvió deseo. Deseo por estar juntos, tocarse sus rostros y juntar sus labios. Helen trataba de suprimir sus emociones. También conocía a su padre. Nunca lo aprobaría.
"Mi dulce Helen…" dijo él. Ella no permitió que siguiera hablando, con un dedo largo y delicado impidió que sus labios se abrieran más. Sus rostros se acercaban muy despacio. Ella sentía el calor del deseo en su piel, en su cuerpo. Esperaba. No podía hacer más. Sin pensarlo, él besó sus labios. Helen se dejó llevar, se dejó besar. Sintió sus manos acariciar sus mejillas tiernamente. Despacio. Ella llevó sus dedos blancos al rostro de él. Todo era una explosión de sentimientos, pasión, amor, miedo… ¡Miedo! Su padre apareció en su mente. Iracundo. Con un toque gentil, lo apartó de ella. Aún sentía sus labios en los suyos, el calor de su cuerpo, la pasión del primer beso. "¡¡No!! No podemos, mi padre…" Un besó fulminó sus palabras. Se dejó llevar una vez más. "¡No!" Ella insistió.
III
No pasó mucho antes de que siguíeran disfrutando de ese amor prohibido. La idea de que los descubrieran los acercaba más, alimentaba su pasión. "Hay algo que te quiero preguntar" dijo Helen un día. "Dime", contestó él. "¿Me amas?" "¡Por supuesto que te amo!. Eres lo mejor que ha pasado en mi vida" Dijo él mientras se acercaba a besarla. Ella lo permitió y después de una pausa continuó, "¿Estarías dispuesto a morir por mí? ¿Es así como me amas?" Sorprendido contestó "Sí, moriría por ti si es necesario". "¿Lo juras?". "Sí, lo juro" y un beso selló el pacto que hicieron ese día.
Su amor continuó así por varios meses. Nadie sabía de él más que ellos mismos. Y como era de esperarse, su padre era el último que debía saberlo.
IV
"¿Dónde está Helen?" Preguntó el Sr. Stanley a la saya. "¡Pues no sé!" Contestó con un toque nervioso en su garganta. El Sr. Stanley salió fúrico de su casa en busca de Helen. Caminó hacia donde pensaba la podría encontrar. Y así fue. No podía creer lo que veía. ¡Su hija, su propia sangre! En brazos de un salvaje. ¡Qué oprobio! Pensó. Sentía como sus venas se inchaban con sangre colérica. Como sus ojos salían de sus órbitas. Sin pensarlo más, caminó lo más rápido que pudo hacia ella. El brazo hercúleo de su padre la arrancó de los de su amante. Sin saber qué pasaba ella sintió la fuerza de la separación. Una separación no sólo física sino real, permamente. Lágrimas, gritos, insultos y forcejeos son todo lo que podía percibir...
Continuará...

jueves, abril 05, 2007

La Sierra Gorda de Serra.

La Sierra Gorda, o cordillera Madre Oriental, abarca parte de los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Guanajuato y Querétaro. Se cree que tiene una antigüedad de ocupación de 6000 a 4000 años. Ha sido hogar de diversos grupos étnicos como jonaces, huastecos, ximpeces y pames. Se han encontrado lazos con otras culturas como Tula, Teotihuacan, la zona del Bajío, los valles de Querétaro y San Juan del Río.

También es aquí donde se llevaron acabo algunas de las expediciones más cruentas de nuestra historia. Muchas de ellas dirigidas a mediados del siglo XVIII por José de Escandón y la Helguera, primer conde de la Sierra Gorda, quien no tuvo misericordia y exterminó a un gran número de habitantes indígenas, con el fin de alcanzar la "paz" en la Novohispania.

Un buen ejemplo de estas batallas llega a nuestros días como un mito y se desencadenó en el Cerro de la Media Luna, muy cercano a la población de Jalpan. Se dice que ahí en 1749, jonaces que eran los más agresivos y feroces de los chichimecas, se enfrentaron a las hordas españolas. Cuando los indígenas vieron perdida la batalla, se arrojaron desde el cerro familias enteras en un intento desesperado de suicidio colectivo, mateniendo así su integridad cultural.
Finalmente se logró pactar la paz, aunque no por medio de la guerra y la deshonra, sino a través de la evangelización. Así es, nuestros compadres franciscanos llegan una vez más a la escena. En 1550 se da vida a la actividad misionera hasta que en 1784 muere Fray Junípero Serra y con el proceso de evangelización no sin antes haber dedicado los último 11 años de su vida a esta honorable tarea. Dentro del interesante legado en la Sierra Gorda, quedan las 5 misiones que en ella se encuentran, todas lidereadas por Junípero.

La Sierra también guarda sus secretos entre la diversa flora y fauna que se encuentra ahí. Pasando Pinal de Amoles, hay una entrada muy escondida con un letrero casi imperceptible que lleva a una carretera curvilínea de terracería, y da a la entrada de la cascada de "Chuveje". Al llegar al estacionamiento, son unos 20 minutos a pie por un camino muy angosto a lo largo de la montaña. Los ojos se deleitan al ver toda la diversidad arbórea, sus colores, el sonido de las aves y por supuesto el del río que ahí se encuentra. Este lugar es un ejemplo vivo del paraíso en nuestro país, que muestrz el contraste de colores y lo muerto y lo vivo, como el rocío entre naturaleza muerta. Y está es una hoja "seca".
Obvio uno no queda satisfecho y la verdaera recompensa es encontrarse enfrente de la alberca donde cae la cascada y uno se envuelve en su paz, su silencio, y las muchas mariposas que vuelan por dondequiera.

Kilómetros más adelante se llega a Jalpan de Serra (llamada así en honor a Junípero), ciudad desde 1904 cuando ya contaba con servicio telefónico. Es muy pequeño, sólo tiene dos bancos y se encuentra rodeado de las montañas serranas. Aquí se fundó la primera misión el 20 de abril de 1744 por Fray Pedro Pérez de Mesquía. y fue construida (1751 y 1758) por Fray Junípero a su llegada en 1750.

La misión se encuentra enfrente del zócalo y está dedicada al apóstol Santiago. Tiene un atrio de buen tamaño y tres entradas. La barda que se ve, no es la original.
Su fachada es de estilo barroco y en ella quedaron plasmadas tanto ideas europeas como prehispánicas.

Las misiones tienen el mismo estilo, planta de cruz latina, torre campanario de lado izquierdo y claustro del lado derecho. En la de Jalpan se ve en el cuerpo superior a la Vírgen del Pilar y a la Guadalupana. Y en la parte inferior a Francisco de asis del lado derecho. En medio se ve el escudo franciscano con la mano leprosa de éste cruzada con la de Dios.

Como ya lo mencioné, la fachada posee elementos indígenas como águilas y maíz, también europeos como los santos y las coronas. Todas las figuras son de estilo tequitqui.

A pesar de que el clima no ayudó en mucho pues llovió a cántaros todas las tardes, me la pasé muy bien. Ya no pude visitar más que esa y otra que por sus características la hacen por demás interesante y ésta es la misión de La Purísima Concepción de Bucareli en la localidad de Puerto de Tejamanil, municipio de Pinal de Amoles. Aunque ni la más remota idea tenía sobre lo que me iba a enfrentar cuando se acordó ir allá. Esta misión fue fundada por Fray Juan Guadalupe Soriano alrededor de 1797. Nunca se terminó de construir y en 1914 fue abandonada para finalmente ser suspendida en 1926. Sólo se puede ver una parte del convento, las minas y la iglesia. Camino a Tequis o San Juan, se encuentra la desviación a Bucareli. Es una hora más o menos llegar ahí. Al tomar ese camino uno se interna en la sierra. Terracería en su máxima expresión, no apta para viajeros ligeros. Hay piedras enormes que maltratan los autos sin compasión. Mi auto terminó con una llanta ponchada al regreso de Bucareli. Uno siente que no va a llegar a ninguna parte.

Al final ésto es lo que se puede ver: Y ésto:
El camino no es fácil, muchas curvas, terror para los estómagos déblies. Aunque lo que se admira es verdaderamente increíble. Las montañas de la Sierra cambian de colores, olores, y contrastes, hay verdes, cafés, rojos, áreas semi-áridas, boscosas con cipreses, ocotes, pinos y sabinas, ríos y cascadas. Un lugar serio para actividades al ire libre y la admiración de centros conventuales que son su máxima atracción. No por eso fue declarada reserva de la biósfera en 1977.