A su paso destruyeron los "Teocallis" indígenas y con sus piedras levantaron templos. Estos recintos donde trabajaban los monjes dejan claro el uso de las ideas constructivas europeas como la verticalidad y los grandes espacios cubiertos, pero también hay rasgos prehispánicos en ellas demostrado por las grandes extensiones de los atrios o explanadas.
Y por el hecho de que no sólo eran centros de evangelización o lugares de reunión, ya por su característica forma de fortaleza, también fueron centros militares que sin duda Cortés utilizó para lances de conquista a poblados y espiritual. Además, fueron de gran influencia dentro de la urbanística de los poblados conquistados.
Los conventos y centros ceremoniales se encuentran por doquier. Tan sólo en el estado de Morelos (cuna de mi amigo Fish Out of Water) se encuentra la famosa "Ruta del Volcán" que en once diferentes puntos (Cuernavaca, Tepoztlán, Oaxtepec, Tlayacapan, Totolapan, Atlatlahuacan, Yecapixtla, Ocuituco, Tetela del Volcán, Hueyapan y Zacualpan de Amilpas) al rededor de Don "Goyo", se pueden visitar dicho número de conventos considerados Patromonio mundial. Es muy fácil llegar a ellos puesto que hay señalizaciones por todos lados. Por el espacio de éste mi blog, no podré hablar de todos. Sólo mencionaré algunos de ellos. 
TLAYACAPAN:
Fue construido por agustinos entre 1554 y 1572. Lo interesante de este recinto es el museo que se encuentra en su interior, en el cual se pueden ver objetos arqueológicos y coloniales al igual que un pequeño número de momias en una sala dedicada a los cultos funebres del virreynato.Tiene una combinación de elementos góticos y renacentistas. Su fachada muestra la verticalidad de la que ya hablé. Sus contrafuertes y muros con almenas dejan claro su función de fortaleza.
1533 y 1536 fueron los años de construcción de esta abadía de origen agustino. Aún se encuentran frailes franciscanos en su claustro que sigue en uso. En su interior enfrente de la ventana coral, se puede ver un órgano que es original. Una interesante leyenda cuenta que un campesino llegó un día con una escultura de Cristo. Los monjes se sorprendieron al querer preguntarle en cuánto la vendería pues aquel hombre había desaparecido. Concluyeron que había sido un ángel. La estatua se encuentra ahora en el Templo de San Francisco en la calle de Madero.
Atlatlahuacan:
El templo en este lugar sobresale del pueblo por su altura. Se cree que fue construido sobre una plataforma prehispánica. Su atrio está rodeado de árboles. Algo extraño en esa región.
Yecapixtla:
Este lugar debe ser más conocido por su suculenta cecina más que por el convento que se encuentra ahí. Lo que llama la atención de este recinto es su rosetón gótico al frente de la fachada principal. En su interior se puede encontrar un púlpito de piedra tallado por manos harto duchas.
También es importante mencionar que en su fachada se puede apreciar un estilo que es muy característico en las construcciones religiosas de esos tiempos; "el estilo tequitqui".
Si alguna vez has ido a cualquier museo en México que tenga esculturas prehispánicas, te habrás dado cuenta que todas ellas son zoomorfas y antropomorfas. Los españoles aportaron la idea griega del cuerpo, pero los antiguos mexicanos no eran duchos en esculpir figuras humanas perfectas, por eso los cuerpos son toscos y las más veces desproporcionados. Ésta es la característica principal de este estilo.Tetela viene de "tetetla" que significa "Lugar donde abundan las piedras" y fue visitado por Hernán Cortés en 1521. El magnifico estado de conservación de la techumbre, hace que su madera resalte como si fuera recien hecha. Los murales tienen un muy buen trabajo de construcción y eso es claro en los rostros. Desgraciadamente los trabajos de restauración han sido malos y eso en vez de enaltecer el lugar lo hace ver mal. Algo curioso de este lugar, es que las tropas que lo conquistaron iban al mando de una mujer de nombre "María Estrada", a quien en pago por sus labores se le da Tetela como encomienda al igual que Hueyapan.

Los murales fueron realizadas al Temple (una mezcla de mucho polvo de color muy fino conbinada con agua destilada y yema de huevo). Algunos son de clara inspiración europea, en especial por que muestran un estilo llamado "grutesco" (se le da ese nombre durante el renacimiento cuando los artistas bajaban a ciertas excavaciones que parecían grutas, para copiar las decoraciones del lugar) que combina elementos humanos, animales, vegetales y arquitéctonicos en composiciones llenas de capricho y fantasía. En la decoración mural sobrasaliente de la iglesia de San Miguel que se desarrolla desde el pie de la nave hasta el presbiterio en ambos lados de ésta, hay volutas de entre las cuales luchan guerreros indígenas con indumentaria y arma de tipo prehispánico. Los del lado septentrional toman prisioneros (hombres y hombres-planta, de inspiración grutesca) o matan a sus adversarios. En el lado meridional , los guerreros luchan al lado de hombres-animal-planta, los cuales van armados con escudo, arco y flechas.
Ixmiquilpan es por demás un lugar de mucho interés para los amantes de los conjuntos conventuales. La riqueza iconográfica del lugar lo hace el más bello de todos. Vale la pena darse una vuelta por allá y por todos los ya mencionados. México es un país rico en muchos aspectos y creo que es importante que todos estemos concientes de ellos y nos preocupemos por la conservación y difución de nuestro patrimonio cultural.


La idea común de que los antiguos mesoamericanos eran politeístas es completamente errónea. Es bien cierto que el panteón mesoamericano está saturado de dioses malignos y benignos por igual, es decir, duales, característica principal de su religión. Ellos creían que el mundo estaba hecho en forma de un lagarto gigante, en el centro del cual, se encontraba la tierra. En su cola los 9 Vados del inframundo o Mictlan, donde los muertos alcanzaban el descanso final no sin antes pasar por varias pruebas que requerían verdaderas fuerzas hercúleas y no pocas argucias. En la cabeza se encontraban 13 niveles celestes. Y en el último de ellos, el Omeyócan donde habitaba Ometecuhtli, el Dios dos, o el Dios de la Dualidad.
Era este Dios el que descendía a la tierra ataviado de una máscara que lo convertía en hombre o mujer, bueno o malo, en todos los dioses y diosas, haciendo a los mesoamericanos monoteístas.
Poco a poco las misiones se van extendiendo por nuestro territorio. Algunas se encuentran con grupos belicosos como en Querétaro por ejemplo, donde misioneros como el franciscano Fray Junípero Serra, oriundo de Mallorca y que dejó todo por venir a evangelizar a los "gentiles de las Indias Occidentales" es enviado a calmar y unificar las hordas violentas de los llamados Chichimecas, dejando a su paso cinco misiones en la sierra gorda: Jalpan, Tancoyol, Concá, Landa y Tilaco. Poco a poco se va creando una fusión de ideologías y visiones sobre la vida y la religión. Ésta última cobra un importante lugar en nuestra sociedad, al grado de ser por ella que las buenas maneras se han moldeado.
en su vida han pisado alguna de la tantas zonas arqueológicas en nuestro país. Todas ellas tienen grandes centros ceremoniales, donde se llevaban a cabo rituales, danzas, y por supuesto, inmolaciones humanas por los antiguos pobladores del país que muy acostumbrados estaban a llevarlas a cabo al aire libre; ergo, harto trabajo costóles a los españoles convencerlos de entrar a las grandes iglesias, ya que los nativos tenían por idea que los techos se derrumbarían en sus cabezas, y es por eso que crearon este tipo de capillas. Y dicha argúcia funcionó. La capilla, de cañón corrido y arco de medio punto, tiene imágenes del infierno que ilustran muy descriptivamente, los diferentes castigos que sufren los pecadores si no siguen la palabra de Dios y como objetivo la evangelización de los nativos prehispánicos. Después de admirar las imágenes tortuosas del averno, fuimos al frente del templo, por lo cual nos pudimos percatar que era una construcción del siglo XVI, de estilo plateresco. El templo fue fundado en 1550 por San Nicolás de Tolentino. Enseguida, caminamos al interior para admirar su bóveda con toques de estilo mudéjar. Se aprecian las nervaduras en la bóveda.

Regresamos al templo y al salir caminamos hacia el ex convento. Cruzamos unos arcos de medio punto con una bóveda de cañón y pinturas al fresco en su interior. Se entra no sin pagar una módica cantidad, aunque como era domingo, la entrada era de a "grapa". 

Inmediatamente después llegamos a lo que una vez fue el comedor. La decoración en el techo es verdaderamente asombrosa. Se aprecian distintos diseños en unos orificios en la bóveda, cuyos colores y formas le dan un toque distinto a otras. No había visto una como esa.
Al final del pasillo se llega a lo que fue la huerta del convento. Hay una escalinata muy bella que divide dos fosas llenas de agua, y que lleva a un pasillo que conecta con otros interiores donde estaban las celdas de los habitantes del convento. El techo de viguería y los arcos de medio punto le dan un toque muy galano a este lugar, al igual que las ventanas estilo ojo de buey que permiten admirar otras partes del convento.
Las celdas como en cualquier otro convento son cuartos suficientemente grandes para tener un camastro, una mesa y un baúl para guardar los hábitos y ropas del monje. Generalmente tienen decoraciones en los muros con imágenes sacras, relacionadas a pasajes biblícos. Se puede apreciar una especie de banqueta junto a la ventana que invita a la meditación en esos días cuando el mundo se ve gris. Los pasillos son oscuros y lugúbres de día, de noche, doblemente lugúbres.
En lo que fuera el claustro se encuentra el museo de arte religioso que exhibe obras artísticas de la época colonial y del siglo XIX. Sobresalen pinturas al oleo de los siglos XVIII y XIX, con un carácter meramente religioso, enmarcadas en madera brillante y estofada, así como estofadas son algunas de las estatuas del lugar. 






