viernes, febrero 10, 2012

La Puebla Poblada por ángeles. Parte 1.

Una vez más el momento de emprender viaje a algún lugar de México llegó. Esta vez le tocó turno a la Puebla de Zaragoza. No es un lugar lejano pero sí uno con mucha historia y lugares excepcionalmente bellos.


A la llegada Puebla aún estaba cerrada y sus calles desiertas, lo que fue el mejor momento para tomar un desayuno mientras la ciudad se ponía en acción. Ya como a eso de las 11 se veían más personas caminando y el bullicio y algazara de todo lugar turístico se hacían presentes en la Plaza Mayor.

El recorrido inició en un autobús turístico que lleva a los lugares más emblemáticos de Puebla. Iglesias, viejas casonas, los fuertes defendidos en la batalla de Puebla en 1861, tiendas y otros lugares de interés son los escenarios que uno ve por las ventanas del autobús que siempre son secundadas por las experiencias del chofer en su andar como guía.

Una vez de regreso en la Plaza Mayor, la cuestión principal fue ¿Hacia dónde ir? Lo más lógico era comenzar en los alrededores de la plaza, sin embargo se decidió caminar hacia la Iglesia de San Francisco. Se llega a esta iglesia pasando una avenida que muchos años atrás era un río que dividía lo que fue la 1a "ciudad" que se fundó y lo que sería la 2a y actual ciudad de Puebla.
Se sube a una plaza pequeña para poder apreciar la portada principal del ex convento de San Francisco que se empezó a construir en 1535 y se concluyó en 1767. Una hermosa muestra del arte churrigueresco rodeada de barro cocido y azulejo de talavera muy poblano.
Lo primero que se admira en la parte baja de su fachada es la puerta de estilo mudéjar que tiene representados a Santo Domingo de Guzmán y a Fco. de Asís.


A los costados del cuerpo principal de la fachada se aprecian 14 cuadros que representan jarrones y dos más que son Dios Padre y la Virgen María de la Conquista. Al centro dividiendo el 2o y 3er cuerpo se ve un hermoso óculo mixtilíneo que no tiene vidrio sino Tecali o mármol.


Su interior es de una sola nave con bóveda con nervaduras. Este templo contaba con varias capillas de las cuales sólo quedan 3 grandes y dos pequeñas.

La más importante es la 3a donde se conserva el cuerpo incorrupto del Beato Sebastían de Aparicio (que es una momia con el rostro de cera) y la famosa imagen de la Virgen de la Conquista. La gente visita a Sebastián por que le adjudican muchos milagros.



Saliendo del templo el camino nos llevó a lo que es el Teatro de la Ciudad y en seguida a un lugar llamado “El Parián” donde se venden muchas artesanias locales a lo largo de un pasillo dividido por bancas de piedra.
Camino a la Plaza Mayor pasamos junto al Centro Cultural donde se encuentra uno de los mayores tesoros de Puebla, La Biblioteca Palafoxiana. Juan de Palafox y Mendoza fue quien poseía alrededor de 5 mil volúmenes para los cuales buscaba un espacio que contuviera todos estos libros.

En 1773 se ignaguró la biblioteca que se puede considerar la primera que fue pública pues Palafox puso como condición que se le permitiera la entrada a todos aquellos que supieran leer. Al subir las escaleras la mirada se concentra en una enorme placa que se lee “...aquel que se halle en un beneficio sin libros se halla en una soledad sin consuelo, en un monte sin compañía en un camino sin báculo, en unas tinieblas sin guía...”

Y con esa idea en mente decide donar este lugar a la Puebla. El escudo arzobispal se encuentra a la entrada del lugar, y a mano izquierda hay una rueda llamada facistol que permitía consultar varios libros a la vez. En ambos costados la impresionante colección de libros, grandes, pequeños, delgados, cortos, en latin, francés, griego, sobre religión, inquisición o brujería. ¡Ah! Todo un paraíso para cualquier bibliófilo. Al fondo un retablo con una imagen de la “Virgen de Trapani”.
Hay que pagar una pequeña cuota para entrar y desgraciadamente no se pueden tomar fotos en su interior.



Continuamos hasta la Plaza Mayor para dirigirnos al Templo de Santo Domingo. Al llegar nos dimos cuenta que no estaba abierto así que mejor nos fuimos a comer.


Pasamos por la plaza que alguna vez fue el mercado local y siguiendo las instrucciones de una señora dimos con un local de Cemitas. La cemita es el pan de tradición en Puebla y su elaboración es muy similar al de una torta. Por increíble que parezca la cemita tiene una historia bastante longeva en nuestro país. Su nombre proviene de un pan sin levadura de origen judío llamado "Semita".


Durante la colonia fue muy usado sobre todo en viajes largos debido a que no se echaba a perder. Con el tiempo la Cemita se volvió alimento común entre obreros, mineros, artesanos etc. etc. La cemita hoy en día se come rellena de jamón o carnes, embutidos, se ensalsa su sabor con ópalo y el pan lleva ajonjolí. Se vende por todos lados en la ciudad y dependiendo del lugar los precios varian.

Y entonces ya con la barriga llena era hora de regresar al Templo de Santo Domingo. Este templo tiene fama por una capilla de estilo barroco que se encuentra en su interior. La Capilla del Rosario es una verdadera obra de arte, la destreza de sus artesanos quedó reflejada en sus delicadas formas y numerosas figuras en madera estofada y laminada en oro. El templo se empezó a construir hacia 1550 y la capilla hacia 1650. La suntuosidad del retablo deja en claro la gran devoción que se le tenía a esta virgen que es la imagen central.



Y con mucha curiosidad seguíamos buscando qué más visitar en Puebla. Caminando de aquí para allá descubrimos más tesoros en la ciudad pero eso queda para la segunda parte del recorrido...


2 comentarios:

Mary Carmen dijo...

que super buen paseooooo, pero qué se habrá encontrado despuésss??? ;) que chido es Pueblaaaaaaaaaa, hay que visitar más de ese bello lugar, no?? abrazoteeeeee!!!!

Oscar Barragán dijo...

Así es fue un mega viaje y aún quedan varios pendientes, jejeje.